¿Quién fue Christine Lavant?: Vísceras Editorial prepara antología de autora austriaca inédita en Latinoamérica

La última de su tribu es el nombre de la nueva antología poética que próximamente se unirá a la Colección Sin llave de este sello regional.

Colección sin llave es el nombre de las publicaciones en formato plaquette que da a conocer el trabajo poético de autoras del siglo XIX y principios del siglo XX. Actualmente, la colección cuenta con seis escritoras de distintos rincones del mundo, aunque pronto serán siete.

En conmemoración de los cincuenta años del fallecimiento de Christine Lavant, Vísceras Editorial apuesta por publicar —por primera vez en Chile y Latinoamérica— una compilación de sus poemas, con una cuidada traducción con perspectiva de género.

¿Qué sabemos de esta poeta?

En el valle de Lavant, en el estado austriaco de Carintia, nació Christine Thonhauser un 4 de julio de 1915. De ahí tomaría posteriormente su pseudónimo, un homenaje al río que lo atraviesa de norte a sur, y que le permitiría fluir al resto del país con la cadencia de sus versos. Fue la novena hija de una familia de mineros y su vida estuvo rodeada de pobreza y enfermedad.

Desde su nacimiento que su salud se vio mermada: sufrió escrófula en el pecho, cuello y cara. A partir de los tres años contrajo neumonía a intervalos regulares, y fue durante una de sus hospitalizaciones de la infancia en que uno de los médicos notó su interés por la literatura. El médico le haría un regalo importantísimo: una edición de las obras de Rainer Maria Rilke —novelista austriaco, considerado de los más importantes de habla germana y la literatura universal—, quien posiblemente influyó en su trabajo.

En la adolescencia, Lavant se sometió a distintos tratamientos, incluidas exposiciones a rayos X. Así como el río Lavant, que pasaba por periodos de alta contaminación y deterioro, su salud tuvo altibajos y abandonó la escuela secundaria. Christine se resignó a quedarse en casa de sus padres, dedicándose a labores de tejido, pintura y escritura, esta última le ayudaría a sobrellevar su depresión.

Aunque sus manuscritos fueron constantemente rechazados por las editoriales locales —y, producto de eso, ella destruyó gran parte su trabajo—, siguió intentando, con la misma constancia con que el agua se mueve por el cauce del río y se rehúsa a desaparecer. Incluso cuando se internó por voluntad propia en un hospital psiquiátrico, llevó consigo sus cuadernos para escribir Notas desde un manicomio.

Luego de la muerte de sus padres, su situación financiera empeoró, por lo que tuvo que trabajar como costurera para solventar sus gastos. Durante la segunda guerra mundial se casó con el pintor y terrateniente Josef Habernig, aproximadamente 35 años mayor que ella. Nunca tuvieron hijos.

Christine Lavant siguió escribiendo y, luego de años de intentos y tras tener que convertir parte de su obra en verso a prosa para poder publicar, empezó a estar en el ojo público. Por medio de la palabra escrita, se enfrentó al obstruccionismo de su época en el contexto de ser mujer y sobreviviente a la barbarie de la segunda guerra mundial y a la pobreza asociada.  

Pasó de ser una autora secreta a una poeta famosa, que procuró iluminar con su escritura las vivencias de mujeres e infancias. Se le otorgaron premios y aunque las cosas parecían mejorar, su salud volvió a decaer cuando su esposo murió después de un derrame cerebral. Lavant tuvo que someterse nuevamente a tratamiento hospitalario. En 1970 ganó el Gran Premio Estatal de Austria de Literatura, el más importante del país. Finalmente, falleció el 7 de julio de 1973, a la edad de 57 años, en su pueblo natal.

Aunque su reconocimiento fue tardío, el trabajo de Christine Lavant sigue vigente en pleno siglo XXI. Su obra alude principalmente a temáticas como la enfermedad, la soledad, la pobreza y el género. La última de su tribu espera publicarse este segundo semestre del 2024 y busca rescatar parte de su trabajo poético y darlo a conocer en un contexto latinoamericano.

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