Autor de Hambre leyó poemas inéditos en Festival Pulso Lírico: “Las obsesiones se repiten en la escritura, pero la forma ha ido variando”

El sábado 25 de noviembre el Festival Pulso Lírico (pulsoliricofest) tuvo su jornada de cierre en el centro cultural Matucana 100 (matucana100), con un recital de poesía a cargo de grandes exponentes nacionales. Uno de los participantes fue Nicolás Arce, escritor del poemario Hambre, publicado en 2020 por Vísceras Editorial.

La primera versión del Festival Pulso Lírico se realizó entre el 2 y 25 de noviembre. Fue todo un mes dedicado a las artes poéticas, con instancias para todas las edades. El último día de este evento contó con la presencia de Nicolás Arce en el “Recital Casi Infinito de Poesía”, espacio que le dio la oportunidad al escritor para leer algunos de sus poemas inéditos.

Nicolás (2001) vive en la localidad de Peñaflor, a 30 km de la ciudad de Santiago. Es estudiante de Lengua y Literatura en la Universidad Academia de Humanismo Cristiano. Ha incursionado en la cultura literaria desde temprana edad, participando en lecturas poéticas en la región del Biobío y, en el año 2019, fue parte del Primer encuentro de poesía emergente «Poesía Chilena a las Calles». También ha organizado dos versiones consecutivas de las jornadas literarias «Los límites del Lenguaje». Parte de su poesía apareció en la antología Pájaros Errantes (2020), obra publicada por Ediciones La Balandra Poética, en el contexto del Encuentro Poético Internacional «Pájaros Errantes».

«Macerarse veo los granos de arroz en el tallo. Corrijo: al fondo, en el lodazal, las manos como un cuenco sumergidas; las simientes, amarillas (no blancas) son guijarros de un infinito siete veces bendito por el friso constante de lo real: ¿lo real»

—Siguiendo con tu participación en el festival, ¿los poemas que leíste eran de temática similar a los que podemos encontrar en Hambre?

Bueno, en parte sí. Las obsesiones se repiten en la escritura, pero la forma ha ido variando. Hay nuevas búsquedas, pero lo otro inmiscuye. No me gusta pensar en temáticas cuando escribo, y no lo hice al escribir Hambre. Hambre es un poema largo, un cuerpo, pero al mismo tiempo retazos, un círculo. También es parte de esto que he estado escribiendo y pensando pero indirectamente. Es un anexo.

—¿Sobre qué iba este “anexo”? ¿Qué significa para ti?

Difícil explicarlo. Son amalgamas. Más bien un intento de crear un “poemameba”, una célula, pero son intentos fallidos siempre. Hay algo musical bien notorio en ellos, unos ritmos que en Hambre ya estaban presentes, pero de una forma más desbordada. Y luego en ciertas partes y más al final de Ø empezaron a orquestarse. El tema de los cuerpos, la naturaleza, la violencia sigue presente. Variaciones de lo mismo.

¿Cómo es para ti leer (interpretar) tus poemas en voz alta, al público?

Me pongo muy nervioso. No me siento muy cómodo en esos ambientes en realidad, pero al momento de la lectura pude relajarme y disfrutarlo. Fue lindo compartir con los asistentes y poetas y un agrado leer.

Tu escritura y puesta en escena es muy performática. ¿Tienes alguien o algo que te inspire?

No tengo algo así como referentes, pero sí me interesan esas escrituras que están en medio de los géneros buscando las posibilidades con el lenguaje, el libro, qué se yo. Me interesan esas amalgamas.

¿Qué tal fue la experiencia de participar en este evento y de, además, compartir con otros exponentes de la poesía chilena?

Fue muy agradable y me pareció súper interesante la propuesta/cruce entre el rap y la poesía (más tradicional). Juegan con los mismos elementos. La poesía es un sample.

Han pasado un par de años desde la publicación de tu primer libro. Me imagino que al reencontrarte con tu obra (pues, como mencionabas, tus poemas actuales son un anexo de Hambre) reflexionas sobre tus escritos y la crudeza de tus versos.

Siempre es difícil reencontrarse con lo escrito anteriormente. Tengo (luego de releer algunas cosas) reparos con esa escritura. La siento inmadura. Lo está quizá. No sé. Interno dejar ir cuando siento que algo ya está y olvidarme de él. Todos los poemas y libros los siento fallidos, y quizá sea así, pero da lo mismo. Siempre —la escritura va, de cierta manera, mutando en otras formas, tonos, cadencias. Aparte de todo eso, los temas de Hambre han seguido repitiéndose, ya son más cuero que vestido y menos hambre. Todavía, de cierto modo, sigue ese descarrilamiento, las imágenes, pero ahora más sincopadas y bajo neblinas de brillo y hojas. Aún ese cuerpo-vestido de Hambre sigue formándose, pero con átomos y caos y luz y animales, símbolos.

¿Por qué optaste —en su momento— de escribir tu libro en capítulos, y jugar entre la prosa poética y el verso?

En realidad, no pensé mucho en la idea de jugar entre la prosa y el verso, sino que salían así. Fluyen así los ritmos. En cuanto a la idea de capítulos, creo que vino con esta idea de la continuidad y ciclo. El libro empieza y termina con el mismo poema. Se repite luego lo mismo y así. El círculo del hambre. También lo hice como intento para mostrar el artificio a través de una idea de teatro. Varias cosas antes se llamaban de diferente manera, pero luego fue mutando a lo que quedó.

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