Miserias ocultas y La hora de queda (1918) son dos novelas breves que la escritora chilena Inés Echeverría Bello publicó bajo el seudónimo de Iris. A través de su trabajo, la autora, quien fue la primera mujer nombrada “Miembro Académico” de la Universidad de Chile, se posicionó como un ser rebelde y en contra de las convenciones de la aristocracia, sector social al que perteneció.
En Miserias ocultas se aborda la temática de violencia sexual hacia la mujer, por parte de un joven proveniente de la elite, quien resulta impune de su delito. En esta obra, nos damos cuenta de que el abuso hacia el cuerpo e intimidad de la mujer es un hecho que se sigue perpetrando, con un siglo de distancia, y que la autora no solo condena esto, sino que, además, da cuenta de una lucha de clases en donde la mujer, en tanto sujeto subalterno, es oprimida.
Por su parte, La hora de queda presenta la historia de los Ruiz-Tagle, quienes habitan un clásico caserón próximo a la Catedral de Santiago, cuyas vidas están apegadas a la tradición y sumidas en una rutina de privilegios y monotonía; por lo tanto, se convierten en meros espectadores de los procesos de modernización que vive el país a inicios del siglo XX. En esta reticencia al cambio, destacan los personajes femeninos —las tres hermanas Ruiz-Tagle—, quienes a contracorriente de las disposiciones de la época eligen el camino de la independencia, sin contraer nupcias, para vivir en un espacio de encierro y de tiempo detenido que, hacia el final del relato, se vuelca en La hora de gracia, transformando el aislamiento del mundo moderno en oportunidad de intensificar la vida del espíritu.
Narrativa Ghirlanda de Vísceras Editorial busca visibilizar una parte del trabajo de la destacada escritora nacional, quien se consolidó como figura clave para la defensa de la emancipación de la mujer durante las primeras décadas del siglo XX. Esta edición cuenta con el prólogo de Damaris Landeros Tiznado, profesora de Castellano y Doctora en Literatura por la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, quien se ha dedicado a la docencia universitaria y a la investigación de escritoras chilenas del siglo XIX.
“Creo relevante poner en evidencia desde dónde hablaba Iris, pues a pesar de los privilegios incrustados en el suelo que pisaba y en la sangre que corría por sus venas, sería iluso pensar que su ‘mejor posición’ le evitaría las múltiples y simultáneas opresiones de las que eran víctimas las mujeres (y lo siguen siendo). Pero, además, porque es evidente el valor que tiene este rescate de la experiencia de un grupo de mujeres fuera de un abstracto esencialista y homogéneo que las separa de las reales condiciones materiales que atraviesan sus propias subjetividades”, expresa la académica. Desde Vísceras conversamos con ella para profundizar en estos aspectos.
—Para que los lectores sepan de manera más concreta, ¿cuál es tu opinión acerca de estas novelas breves?
Creo que son importantes. Son libros que en su momento fueron bien recibidos, probablemente escritos por una de las autoras más importantes de ese periodo. La figura de Iris siempre fue de alguien polémica, pero en general la crítica la aceptaba como una de las voces válidas para ser autorizada, y eso lo confirma el grado de institucionalización que logró gracias a la Universidad de Chile que reconoció su trayectoria. Estos dos cuentos que conforman la novela de la editorial, claramente demuestran una mirada crítica, que va a estar a contrapelo de su época y de su clase, lo que da cuenta de la importancia de esta obra.
—¿Crees que fueron obras transgresoras para la fecha en que fueron escritas?
Son textos no solo adelantados, sino que son textos que hablan muy bien de la época, de los cambios que están surgiendo. En sus diarios de vida, Inés dice que ella está justo en el siglo XIX, pero también en el siglo XX, y eso le da una perspectiva privilegiada, y estas novelas claramente hablan desde esa perspectiva, de dar cuenta de una relación con la tradición, pero también ver cómo esa tradición está cambiando.
—¿Y consideras que, a pesar de los años que han pasado, son historias que se mantienen vigentes?
Por supuesto. Vigentes porque, más allá de que existen aspectos que en cierta medida ya cambiaron, sería sumamente poco justo pensar que la relación de las mujeres con su época es simétrica. Todavía hay una relación (porque es un problema estructural) de considerar en menos a las mujeres en esta época en relación a los hombres, pero además porque es interesante la relación de las mujeres con la escritura, que todavía sigue siendo un espacio de nicho. El mismo libro que tenemos ahora, demoró más de cien años en ser reeditado, lo que habla un poco de este lugar de nicho que actualmente tiene cierta popularidad.
Leí un estudio que decía que esta es la primera vez en mucho tiempo que (en esta polémica Feria del Libro de Frankfurt) la lista de escritoras mujeres sobrepasa la de los escritores hombres (y de protagonistas de libros) en la literatura infantil y juvenil, que, por cierto, fue uno de los espacios editoriales donde hubo mayor venta en el contexto de pandemia y postpandemia. Esto habla de que existen cambios, y por tanto se entiende porqué es el deseo de visibilizar a estas escritoras, pero eso no significa que —todavía incluso con estas cifras de aumento— no sigan siendo consideradas escritoras para mujeres. Solo algunas escritoras chilenas son pensadas también para un público masculino, y eso nos da cuenta de que, más allá de que existen cosas que cambiaron en el sistema literario, ciertamenteexisten cosas (que forman estas novelas breves) que siguen persistiendo. Aún esta mirada femenina es, considerada muchas veces, una mirada de nicho, que solamente atiende a las posibilidades de las mujeres y que no se piensa como una mirada que observa al mundo en su totalidad.
—¿A quién recomendarías este libro?
A todos. Es un texto muy fácil de leer, a pesar de que hay cosas que uno podría decir que hay ciertos conceptos o hechos que son de otro momento. Creo que es un libro que, por ejemplo, para los planes escolares, es bastante amigable. Muestra un poco cómo estos contextos han cambiado, pero que también siguen existiendo problemas. Además, en Enseñanza Media la perspectiva de género es algo que se ha estado asimilando desde las últimas bases curriculares, entonces esta mirada podría ser sumamente importante. Ya no es la mirada Mistral y Bombal (que también son interesantes), sino que es otra mirada, una mucho más crítica, más irónica.
También pienso que, para los lectores, mirar a través de los ojos de Iris es súper importante para entender otros contextos y ver cómo hemos cambiado y cómo aún seguimos reproduciendo ciertos discursos que ya no son vigentes.
—Entonces, según lo que dices, ¿crees que debería ser lectura obligatoria en los colegios?
Sí, los programas escolares han permitido una apertura a trabajar estos temas, aunque tengo mis discrepancias con la mirada que tienen actualmente los planes de estudio, ya que muchas veces persiste una noción de canon (cada vez menos), pero ciertamente conservadora todavía. Creo que es súper importante incluir estas miradas que, podríamos decir, son laterales a los discursos de comienzos del siglo XX, nos permiten entender la complejidad de los fenómenos de la época. Así que pienso que sí, debería ser interesante su tratamiento, sobre todo en relación a la perspectiva femenina y creo que no debería haber tanto problema. Sería una buena idea.
—¿Por qué vale la pena leer Miserias ocultas y La hora de queda?
Es una mirada importante de su época, que fue posicionada desde un rol bastante preponderante. En relación a las escritoras mujeres, hay una muy bonita crónica que realiza Delia Rojas (Delie Rouge) en uno de sus libros sobre lo importante que era la figura de Inés Echeverría Bello para las mujeres en ese momento. Entonces, es interesante ver cómo Iris construye este relato, cómo toma estos personajes y les da sus colores entendiéndolos en su contexto, para comprender que su voz es otra de las voces que estaba circulando en el escenario literario de ese momento. Se piensa que —antiguamente— la literatura chilena era muy masculina, en especial en torno a ciertos tipos de relatos que hablan sobre el campo, la minería y, por lo tanto, pareciera que las mujeres no tuvieran una voz, pero en ese momento, irónicamente, circularon en términos políticos, de reivindicaciones sociales, educativas, mujeres muy importantes en este campo. Entonces, poner a Iris, que es una de las mujeres más importantes de aquel momento, nos permite ver cómo sus pares se relacionaban en este tiempo. A su vez, da una mirada sobre la clase (la misma a la que pertenecía ella), que creo muy pocas personas podrían haber tenido. Hay una crisis moral (de una clase social), y van a tener que darse cuenta que ya no pueden seguir inmóviles. Así que, es súper importante la lectura de esto para ver cómo algunas cosas han cambiado y otras no, para proyectar aquellas cosas que deberían cambiar en el tiempo y también atender a esta mirada crítica, que no es una mirada que necesariamente se atienda en los discursos literarios, pero que es sumamente importante de visibilizar para entender la complejidad del fenómeno de la literatura.